Talavera de la Reina es una ciudad y un municipio de España situado dentro de la provincia de Toledo, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Ubicada al noroeste de la comunidad autónoma, la ciudad propiamente dicha se extiende por la margen oriental del río Tajo, a unos 4 km al oeste de la desembocadura del río Alberche, que también se encuentra dentro del término municipal. Es el municipio más poblado de la provincia, y el segundo de la comunidad autónoma, solo superado por Albacete.
Es el centro de un área funcional urbana ubicada en el occidente de la provincia de Toledo. Atrae también en el ámbito económico y de servicios a localidades del valle del Tiétar —en el sur de la provincia de Ávila— y del nordeste de Extremadura. El municipio es cabeza de uno de los partidos judiciales más poblados de la provincia.
Entre las fiestas celebradas en la ciudad destaca la de Las Mondas, pervivencia cristianizada de la fiesta primaveral romana en la que se rendía culto a Ceres, diosa de la agricultura.
El añadido al nombre de la ciudad —«de la Reina»— se remonta al 24 de junio de 1328, fecha en la que el rey Alfonso XI de Castilla a los diecisiete años de edad contrajo matrimonio con su prima de quince, María de Portugal y le regaló entre otras cosas esta ciudad. Durante el período de la Segunda República esta denominación se modificó y pasó a apellidarse «del Tajo».
Su elemento físico más característico es el río Tajo, barrera geográfica que en el pasado solo podía ser salvada en escasos lugares. En uno de ellos se levantó la fortificación defensiva que supuso el origen de lo que actualmente es su espacio urbano.
El Puente Viejo o de Santa Catalina —es erróneo llamarlo romano— está considerado el más antiguo de los que hay en Talavera. Solo una muy pequeña parte de él, bajo la cimentación, y cubierta por las aguas —lo que ha dificultado su estudio— en las 3-4 pilas de su primer tramo, además de otros vestigios en el cauce del río, son de origen romano. Este Puente Viejo ha sido reformado en varias ocasiones, en 1483 el cardenal Pedro González de Mendoza ordena su reconstrucción, dirigiendo las obras el jerónimo Fray Pedro de los Molinos, responsable de su aspecto actual. Su última restauración se lleva a cabo en 2002.
El Puente de Hierro, hoy denominado Reina Sofía, comienza a construirse en 1901, aunque la obra se mantiene casi paralizada hasta 1904 por problemas en la fundación de los estribos del puente. Mide 426 metros de longitud y se sustenta en dos estribos y nueve pilas intermedias, que conforman 10 tramos de hierro y acero de 41 metros. Se inaugura el 25 de octubre de 1908 y en 1994 se lleva a cabo su restauración y es bautizado como Puente Reina Sofía. Conserva sus farolas de época.
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